Italia votó y los italianos que se molestaron en ir a votar eligieron. Italia ejerció la democracia que todos los Estados permiten a sus pueblos, ir a introducir una papeleta en las urnas. Ahora los demás países de la UE se quejan como si los resultados fueran menos válidos o menos democráticos que cuando se alza con la victoria un partido más conservador. Toca aceptar, toca esperar y ver el rumbo de los acontecimientos, quién sabe, tal vez nos sorprendan, yo desde luego no sé qué sucederá.
Imagino, como siempre digo con respecto a nuestro sistema, que las normas de su Constitución mientras no la alteren, hará de muro de contención contra las políticas que se aparten demasiado de las que concebían como normales o de su interés, los fundadores de la ley máxima del país. Por lo general, casi todo está agarrado y bien agarrado, haciendo falta una mayoría absoluta, incluso la unanimidad, para poder cambiar la Constitución. Quiero imaginar que en Italia será muy parecido a cómo se han de hacer las cosas en España a nivel jurídico. Quiero decir con esto, que solo se producirán pequeños cambios, a menos que se líen la manta a la cabeza y se salten todos los principios legales, retornando a una dictadura pura y dura. No hagamos acertijos ni nos precipitemos, pues el tiempo todo lo dará a entender, todo se mostrará, las cartas se pondrán boca arriba, pero permitámosle que gobiernen.
Los medios, como siempre, son muy sensacionalistas y sacuden las cabezas de las gentes, incitan a la población, son tendenciosos y están pagados para que ejerzan esa influencia en la ciudadanía. Seguro que la sangre no llegará al río, ni va a ver grandes revueltas incontrolables, ni nada de eso. Quiero ser optimista, ya estoy harto de ese vapuleo mediático, de la publicación de grandes mentiras periodísticas difundidas por orden y con el apoyo del dinero de los poderosos, dueños de los medios de comunicación, que tratan de dirigir y hasta gobernar, sin presentarse a ninguna elección.
Italianos, vivid tranquilos, que las fieras mostradas en los mitines previos a las elecciones, se tornan en gatos domesticados por el efecto de la pasta que le arrimen. Los poderosos, salvo que sean los dueños de empresas de armamentos, moverán las fichas hasta donde les interese, pero sin llegar a crear un caos tal que sus negocios puedan quebrar. Seamos positivos, más nos debiera inquietar la inestabilidad bélica entre Ucrania y Rusia, el acercamiento de EEUU al conflicto, las ganas que se tienen las dos grandes potencias y lo que se pudiera originar con repercusiones para toda Europa.
Seguiremos...
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