Es, como mínimo, curioso que todos se refieran a la clase media trabajadora. La nombran todos en los medios de desinformación masivo, lo hacen también los políticos y hasta el mismísimo Presidente del Gobierno. Me llama la atención el reconocimiento de la división de clases, que no debiera existir en mi opinión, más bien en mi sentir, todos solo se acuerden de la clase media, la que se supone más amplia y consumidora de las existentes. De nuevo los intereses económicos-comerciales les engañan a todos, solo se acuerdan de los que originan los movimientos de dinero en esta sociedad. ¿Cuándo será el día en que se den cuenta que hay una clase por debajo de la media, aún más necesitada? Parece que los gobernantes vivan para aparentar delante de la clase media más abundante, porque para hacer ya están los deseos de las élites que son a los que obedecen.
Da coraje escucharlo una y otra vez, repiten lo de la clase media trabajadora, como si la inferior no existiera y como si la de arriba tampoco, o que ambas no dan ni golpe. Los de abajo, salvo excepciones viven en la desgracia de no tener trabajo muchos de ellos, de no tener ingresos y de conformarse con recibir ayudas a modo de limosnas. Los de arriba viven de patrimonios heredados en muchos casos, saben hacer eso que llaman ingeniería financiera y teniendo las mayores ganancias pagan, en relación, menos que los demás; contribuyen poco o nada con el sistema de servicios públicos, estafando cuanto pueden con movimientos irreales entre empresas falsas para blanquear capitales, y llevando su dinero a paraísos fiscales.
Cuando estas afirmaciones proceden del presidente del gobierno, aún las entiendo menos. No me explico como puede públicamente ignorar a los más necesitados, a los que él y su gobierno tienen más abandonados. Para los políticos la clase media se sitúa entre los 25.000€ a 30.000€, así que cuando dicen que tal situación va a terminar con dicha clase, me pregunto: Cómo estará la clase mileurista, o peor aún la que no tiene ingresos o, solo recibe ayudas en forma de limosnas, debe estar fulminada ya.
Los gobiernos tienen la obligación de tomar medidas que nos beneficien a todos, o en su defecto al mayor número de personas, pero sin abandonar a los más pobres, y para lograrlo lo más prioritario es favorecer el empleo. Por tanto, todas las medidas han de ir en ese sentido, dar las mejores condiciones a los empresarios para alcanzar el pleno empleo, y si así no lo consiguen por las causas que fueren, tienen la obligación de facilitarlo industrializando el país.
Seguiremos...
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