Como estamos tan hartos de rivalidades inútiles y enfrentamientos que solo son una pérdida de tiempo, así como un bloqueo para el normal desenvolvimiento de la vida en el país, voy a tratar de presentar otra forma de organizarnos políticamente hablando.
Antes me gustaría resaltar, para que todos tomemos conciencia, el enorme gasto que representan las elecciones para las arcas públicas, así como el reparto posterior concedido por ellos mismos para sus partidos; o el montante de tener una cámara con 350 Diputados en el Parlamento y otra con 265 Senadores. Todo esto se puede suplir si todos los partidos nombran su representante, que sea la voz de su partido y constituyen un centro de organización para debatir entre ellos (los representantes de cada partido) y proponer proyectos a la ciudadanía y que ésta los vote. Así de sencillo, por un lado nos quitamos un sobre coste del asunto político, y por otro les dejamos como meros gestores de lo que decidamos los ciudadanos.
Evidentemente, se acaban los privilegios, seríamos los ciudadanos los que fijáramos las condiciones, que para eso somos los empleadores de esos señores. El poder lo tendría el pueblo, como siempre debió ser, y se pondría fin, muy probablemente, a la corrupción, al menos en el grado que la conocemos. Ya veríamos cuáles de los políticos actuales tienen verdadero afán y vocación de servicio público y cuántos están por el chollo que representa ser político de la élite como la conocemos ahora. Sucedería como en la Comunidades de propietarios, que nos costaría nombrar políticos de los que conocemos, pero muchas personas con ideas y proyectos convenientes para nuestra sociedad, totalmente desconocidas, se presentarían a trabajar por el pueblo por un salario, como sucede en cualquier otro empleo, estoy convencido de ello; si no, hagan la prueba.
Lo que hay implantando es un abuso de todas, todas. Esos señores se ponen sus sueldos, sus dietas, sus regalos y privilegios a nuestra costa. Despilfarran como mejor se les antoja, se llevan cuanto pueden y se han convertido en el saco de los horrores, todo sucede en su presencia, vamos, todo lo malo, se meten en todos los charcos para salvar a los corruptos, para maniatar a la justicia, para controlar el país según sus intereses y los de aquellos que les untan por la puerta de atrás, dinero y futuros empleos, que nosotros interpretamos como retiros dorados y millonarios. Todos los políticos, en sus cortas vidas públicas, reúnen dinero y propiedades como pocos empleados pueden hacerlo.
La política vista como esos señores la presentan es una sarta de mentiras hacia el pueblo, un saqueo continuo y un empleo disparatado de dinero en aquello que no necesitamos, pero que sí enriquecen a familiares y amigos de esos señores. Algunos políticos hacen guiños a la población, pero éstos son insuficientes, no hay más que ver cómo están la mayoría de las familias, con dificultades para llegar a fin de mes. A la gente no se les puede callar con limosnas de ayudas y sin exigir una compensación laboral por las mismas. De ese modo los políticos se convierten en parte del problema del chanchullo y la picaresca laboral. A la gente hay que darle trabajo, un empleo digno, con un salario suficiente para vivir. ¿A ver por qué los políticos se fijan para ellos salarios de cinco o seis mil euros mensuales?, ¿acaso los garbanzos les cuestan más caros? ¡Ya está bien de engañar al pueblo! Estamos hartos de gente indigna y parásita, mucho tendría que cambiar sus comportamientos para que pensáramos de un modo diferente.
Seguiremos...
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