Uno de los grandes problemas de nuestros políticos, es que son tan de sus partidos, que no tienen en consideración nada que los que califican de adversario o contrarios expongan o propongan. Creo que es uno de los grandes errores que cometen casi todos los políticos y casi todos los partidos. Sistemáticamente, si el replanteo, la propuesta, procede de otro grupo, no lo avalan, no le dan cancha, no lo apoyan de ninguna forma, ni siquiera pierden tiempo en debatirlo, prefieren pasar directamente a las descalificaciones y arrojarse los trapos sucios. Comienza la gran batalla de egos, salen los machos alfas de cada formación a engrandecer la ideología suya y la de su partido, frente a la ocurrencia que hubiera tenido el contrincante. Porque la va a calificar de ocurrencia y lo comparará con países que nada tienen que ver con nosotros, pero es una forma de ridiculizar en unas ocasiones, o de diluir una culpabilidad otras veces. Ahora lo comprenderán mejor: Si uno propone una idea que vaya contra los poderosos, lo calificarán de régimen comunista, bolivariano, etc. Si alguien acusa al otro de una actuación incorrecta o hasta delictiva, aquel otro echará mano de la comparación con la situación que sufren otros países, queriendo normalizar o aminorar esa acción ilegal o de dudosa corrección.
A los políticos les tenemos muy vistos, están en una carrera continua por el poder, por conseguir más votos en las próximas elecciones, y mientras ellos están anclados a esos objetivos la vida les pasa por el lado, también los problemas de la gente, y las cosas se quedan a medio resolver, si es que las atienden a su debido tiempo, lo cual es más difícil. Hay dinero para sustituir todos los móviles de sus señorías: Diputados y Senadores, por los últimos modelos de iPhones, pero falta dinero para añadir recursos humanos en sanidad y educación.
La gente vota no para rivalizar y que lo que se tenga que hacer por el bien de la gente no se haga. La gente vota para que las ideas que puedan proponer unos y otros, en la medida que sean convenientes para el desarrollo de la Comunidad o del país y, por tanto, redunde en progreso para la gente, se apliquen, se coordinen y se hagan realidad. Pero este extremo no lo entienden los que luchan por tener el cetro del poder asido en sus manos. La democracia es mal entendida por los políticos, que piensan que democracia es solo lo que ellos hacen con la mirada estrecha de las orejeras que les ponen sus partidos. La democracia es algo mucho mayor que todos ellos, es la decisión o mandato del pueblo, y el pueblo quiere que se apliquen políticas diversas en una proporción que se desprende de los resultados de las urnas. Repito algo que ya he expresado en varias ocasiones: para mí, lo más democrático es que el gobierno se compusiera en la misma proporción en que los partidos fueron votados; o sea, que sería multicolor, varios de cada partido, en cantidad y número según resultado de las votaciones. De esa manera la voluntad de la ciudadanía estaría perfectamente representada en el gobierno. Tal vez, para dar cabida fiel a los resultados de las elecciones, el gobierno lo compongan, supongamos 40 personas, pero no haría falta mantener una cámara de 350 Diputados, y otra de 250 Senadores. Es más democrático y nos ahorramos dinero.
Para concluir, volver a acentuar que en esta existencia debemos aprender a colaborar en lugar de competir, y los políticos, por su responsabilidad, debieran apresurarse a incorporarlo a la gestión diaria.
Seguiremos...
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