Las cuentas
pendientes son esos asuntos no resueltos, que en algún momento de nuestras
vidas todos tenemos. Hoy quería dedicarles una reflexión, pues como acabo de
apuntar, en menor o mayor grado, todos nos vemos afectados.
Aprendí hace
algún tiempo que estos asuntos mientras no te ocupas de ellos, ellos te ocupan
a ti, van a merodear por tu mente con bastante frecuencia, siempre dependiendo
de la importancia que represente para ti, y en definitiva te producirán un
gasto de energía. Dicha energía se derrocha en forma de preocupación,
inquietud, darle vueltas al coco constantemente o repetidamente, pudiendo
desembocar en desestabilización, insomnio, cansancio, stress, angustia o
ansiedad.
Como podemos
entender, vivir con cualquiera de los síntomas indicados, es mal vivir, es
pasarlo mal, y sobre todo mucho peor es dañarnos la salud por la reiteración de
la sintomatología incidiendo en nuestros órganos internos. Pues como sabemos,
la mente rumia y rumia, es incansable cuando ese asunto da vueltas sin resolver
y nos preocupa.
Supongo que
después de haber leído hasta aquí, sabrás qué hacer cuando se inicia una
circunstancia como la descrita, cuando tienes un asunto que se ha quedado
pendiente. Efectivamente, tienes que ponerle fin inmediatamente, cuanto antes
mejor por tu bien; es lo que llamo cerrar el círculo.
Desde hace
años, trato de coger el toro por los cuernos de las situaciones que se me dan
en la vida, en mis relaciones, en el trabajo, etc., ya sabes en mi vida
cotidiana, con los amigos, pareja, familia, etc.; y trato de poner cuanto antes
las cosas en su sitio. Trato de actuar, de dar la cara, de enfrentarme al
asunto. Trato de dialogar si el motivo a solucionar lo requiere, todo menos
esconder la cabeza, dejar pasar el tiempo, porque conozco las consecuencias
nada agradables del problema dando vueltas en la cabeza. No hay nada que perder
y sí mucho que ganar.
Ya sabéis,
acabamos de volver la última hoja del calendario 2012, ¿vamos a seguir
arrastrando, un año más, los asuntos pendientes?, asuntos viejos por otro lado,
que no merecen ni seguir gastando energía en ellos, ni que dediquemos más
tiempo. Así, quedaremos libres para hacer lo que me mejor se nos antoje. Y la
tranquilidad interior que vamos a experimentar no tiene precio.
Os animo a
mirar los temas de frente, y a tener la valentía, que no la violencia, de
actuar, de caminar hacia la solución de aquellos asuntos pendientes que os
inquietan, que perturban vuestro descanso, porque lo que tenemos que hacer es
vivir, colaborar los unos con los otros, y no enfrentarnos, crear malestar o
ponernos zancadillas.
Habréis leído:
“Si el problema tiene solución ¿para que te preocupas?, y si no la tiene, ¿para
que te preocupas?”. Pensadlo tranquilamente y veréis que esta gran verdad
tendría que ser suficiente para abrir nuestras mentes, y liberarnos de la
importancia que damos a todos los asuntos, que casi los dejamos ocupar el
centro de nuestras vidas, cuando los dueños de las mimas somos nosotros.
Sin
más, les deseo un acertado proceder en sus vidas, para de esta manera tener que
dedicarse menos a rectificar, aunque como se dice es de sabio hacerlo, y vivan
más satisfactoriamente. Les quiero y hasta siempre.
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