Si quieres exigir tu sitio,
¡prepárate!, si crees en un mundo basado en la verdad, en la línea recta, en el
sentido de la obligación y de la responsabilidad, ¡prepárate!. Si estás
dispuesto/a a exigir tus derechos y no quieres morir en el intento, te digo una
vez más: ¡prepárate!; y este prepárate es como preguntarte si estás preparado/a
a pagar el alto precio social que cuesta seguir la línea recta, llamémosle:
perder amistades que no comprenden por qué pides insistentemente tu sitio, en
lugar de dejarte “domesticar”, o bien, acostumbrarte a que te etiqueten de
estricto, o que te acusen de inconformista, de negativo, etc. ¿Sabes por qué?,
porque vivimos en la sociedad de los torcidos, donde todo vale, donde todo se
justifica, donde reina la indisciplina, la falta de respeto al prójimo, la
irresponsabilidad y el saqueo.
En el mundo de los “torcidos” se
farda de las tropelías que afectan al bien ajeno, y se tiene el descaro de
llamarles insolidarios a los que piden que se actúe con rigor, con orden, con
respeto, con disciplina, con puntualidad, etc. Es normal que suceda esto,
porque si un “torcido” le diera la razón a un “derecho”, la chapuza de
comportamiento del “torcido” quedaría en evidencia, ¿lo entiendes?, y como hay
tanto/a chapuza, es por ello que se justifican entre sí, ¡sálvese el que pueda!
Un mundo mejor, fundamentado en
el respeto a los demás, en el cumplimiento de nuestras obligaciones, en el
cuidado de los pequeños detalles, en la impecabilidad, en el honor, en la
honestidad de nuestros actos, está esperándonos, aunque quede fuera del alcance
de los “torcidos”. Su incapacidad para cumplir se convierte en un ataque contra
quienes funcionan en la consecución del bienestar social, personal, profesional
y familiar, aquellos que exigen la calidad al sistema, los mismos que, siendo
coherentes, entregan la calidad de sus acciones responsables. En cambio los
“torcidos” muestran, por lo general, una pérdida de los valores morales y
humanos, mientras hablan de ser flexibles, tolerantes o diplomáticos, porque ellos
no se muestran como son sino que actúan sin respeto en la consecución de sus
intereses. Cuando actúan podremos descubrir que son lobos con piel de cordero,
y por lo general bastante soberbios.
Algo han perdido muchos de los
que nos rodean, yo diría que es la vergüenza entre otras cosas. Los “torcidos”
no van a arreglar esta sociedad, y mucho menos el mundo, peor aún es que
tampoco van a dejar que otros más competentes lo hagan para evitar que quede al
descubierto sus incapacidades. Además son mayoría, y ya sabemos que la mayoría
trata de imponer sus criterios a la minoría, pero no nos van a amedrentar, no
nos van a hacer sucumbir, porque estoy convencido que la línea recta, el
proceder recto, acabará con el comportamiento torcido y erróneo que mantienen
muchas personas, que necesitan enterarse de que va esto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario