Quiero insistir en la reforma
política, que tan necesaria sería para la buena salud democrática de nuestro
país; y tal como dije en un escrito anterior: Nueva política, esta pasa por un sistema parlamentario constituido
por un solo representante de cada uno de los partidos políticos, que cumpliendo
las leyes vigentes se hayan creado, con el principal propósito de aportar ideas
y colaborar para que se alcance un equitativo y justo bienestar social.
Esta es la manera de hacer
política, teniéndose que debatir los problemas y las posibles soluciones,
teniendo que ser consensuadas las vías de desarrollo de nuestra educación,
sanidad, industrialización, implantación de nuevas leyes, etc., y no como
sucede actualmente en la pantomima que se da en el hemiciclo parlamentario
dónde las propuestas ya van respaldadas por una cantidad de votos del partido
que gobierna, bien porque alcanzó la mayoría absoluta en las urnas, bien porque
no llegando a ella cogieron por el atajo para desbancar a la fuerza política
votada mayoritariamente, pactando con otros partidos políticos minoritarios
para alcanzar una unidad mixta que no es el deseo de los ciudadanos.
Asímismo, la oposición entra en
esta tragicomedia parlamentaria para envalentonarse, porque sabe que sus
decisiones no estarán respaldadas por los suficientes votos para que suplan los
acuerdos de quienes gobiernan. Generalmente, cuando se van a decidir posiciones
importantes, tanto el gobierno como la oposición tratan de reunirse previamente
con sus allegados para pactar acuerdos de conveniencias, se hacen las fotos,
cobran las dietas, las asistencias, y con ello se da por finalizada la
representación teatral de tan ilustres actores.
Esta manera de hacer política no
nos representa, y los ciudadanos nos sentimos ajenos a estas personas, a su
farsa, estamos cada día más alejados de todo lo que huela a política, hemos
visto demasiadas veces que sus intereses no son los de nosotros. Ellos solo
saben hablar, monologar, mentir, legislar contra los más pobres y dejar escapar
a los más poderosos. Permiten que las grandes fortunas paguen menos que los
trabajadores, en comparación a su poder adquisitivo, ahora con el cuento de que
la crisis es responsabilidad de todos por haber vivido por encima de nuestras
posibilidades, las clases menos pudientes están siendo acribilladas mientras
que no se apunta siquiera a las clases altas, a las grandes fortunas, a las
evasiones de capitales a paraísos fiscales, SICAVS, etc.
El temor paraliza a ese
hombrecillo llamado Rajoy y a todos los que le acompañan en su equipo, a ese
que gobierna como impostor, que vendió un programa electoral para hacer lo que
le sale de sus partes nobles, y todo se consiente. Ya se que se lo imponen,
pues que se retire o someta su continuidad en el cargo a referéndum.
Ya está bien de juego político, y
que se vayan todos los actuales, tanto del PP como del PSOE, pues ya les
tenemos muy vistos y no nos dan solución a los problemas. ¡Ahora no vale
Rubalcaba!, antes estabas en la Vicepresidencia del gobierno cuando te
obligaron desde Bruselas a instaurar medidas similares a las que impone hoy
Rajoy, y te las tragaste completas, a pesar de perjudicar a los trabajadores,
solo que aquel era el comienzo de la debacle.
Por favor, exijamos un conjunto
de políticos de diferentes ideologías, y que debatan entre ellos sin que
pierdan el norte, que no es otro que el bienestar y el progreso de la sociedad
española, por eso no vale venir con los acuerdos preparados solo para salir en
la tele o en la foto. Hay que hacer política, consensuar soluciones, y no
contar con mayoría que es contraria a humildad, represión de la minoría, la arrogancia y la soberbia no permiten
gobernar desinteresadamente para conseguir el bien general.
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