Escribo para que la inspiración
me sorprenda escribiendo, escribo porque es un medio de comunicación
placentero, que se puede ejercer sin stress, no tengo hora de empezar, ni un
momento acordado para finalizar; por tanto, solo tengo que disfrutar mientras escribo.
El escrito es un compromiso, que
queda plasmado, de aquello que pienso, acertado o no, pero que puedo expresar
en el papel sin condiciones impuestas por terceros. Nadie paga, nadie cobra, y
es por ello que digo cuanto quiero. No hay directrices sino el deseo de
escribir, y si a mi me ayuda al mismo tiempo que otros pudieran beneficiarse,
como suele decirse: “miel sobre hojuelas”.
Ya dije en una ocasión que
escribir es una gran terapia personal, sirve para desahogarse y para
comprenderte mejor. Puedes verte y descubrirte en el papel mientras lo haces,
cuando te lees; puedes tomar conciencia de lo que has hecho, del por qué lo
hiciste, puedes comprender la acción-reacción, las consecuencias de aquello,
cómo te sientes, en definitiva me parece una técnica de autoayuda apasionante.
Creo que todos tenemos algo que
decir a los demás, tal vez tengamos algo para compartir porque cada uno de
nosotros somos genuinos, auténticos. Cada uno es muy importante, y nadie se
merece, ni tan siquiera hacer un ligero pensamiento sobre si, en el sentido de
que no vale, de que es inferior, de que no está a la altura. Cómo se puede
fijar un listón para medir los coeficientes, las genialidades personales, si
cada uno de nosotros somos diferentes; ¿existe el rasero que lo haga posible?,
estoy seguro de que la respuesta es no, un no rotundo. Así que no nos
preocupemos por el que dirán porque se van a equivocar, pues pretendemos
filtrar los actos de los demás siendo diferentes. Esta diferencia la marca
nuestra formación, educación, vivencias, etc., no podemos ser juzgados,
tildados, etiquetados, insultados, ofendidos por aquellos que no darían la
misma respuesta porque sus filtros son otros.
De lo expresado, extraigo que lo
éticamente correcto es observar, aprender, motivar y amar al que ha tenido la
valentía de manifestarse de alguna manera. ¿Quiénes somos nosotros para poner
en tela de juicio los actos ajenos?, ¿Quiénes somos nosotros para dar consejos
no pedidos por los demás?. Es momento para reflexionar, para ser cautos, delicados,
y amar cuanto nos sea posible a nuestros semejantes; es momento de aceptarnos y
aceptar a los demás, es momento de perdonarnos y de perdonar.
Hay que levantarse cada día con
el propósito de ser un poco mejor, de amar un poco más, de aumentar nuestras
conciencias, para que la humanidad llegue a ser un conjunto social de seres que
colaboran para alcanzar y vivir una vida digna, en paz y amor, ahora y hasta la
despedida. Hay que poner freno, pero por convicción de las personas, a la
rivalidad competitiva en todos los ámbitos de la vida: vecinal, profesional,
amistad, etc., hay un camino que nos lleva al triunfo, y se llama cooperación,
colaboración de ideas, apreciar lo que han hecho otros y seguir aportando, lo
del otro vale y además yo contribuyo con esto otro, y así podemos crecer
infinitamente en el campo de que se trate.
Ves como le he dado oportunidad a
la inspiración a que se mostrase y ha ayudado a que salga algo coherente para
compartir, espero que nos sirva, y ….. hasta siempre.
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