Estoy desesperado con el montaje
monetario protagonizado por: Estado, mercados, Unión Europea, bancos y E.E.U.U.
Estoy harto de tantas noticias de tira y afloja, yo te presto, tú te vendes, yo
no te compro, tú recortas, la culpa es de los bancos, es de los ciudadanos que
han vivido por encima de sus posibilidades, tal vez sea de la política de las
subvenciones; pero quién le pone el cascabel al gato. Quiénes tienen el
suficiente arrojo como para coger el toro por los cuernos, y tratar de gobernar
con sentido común, ya está bien de pedir dinero, ya está bien de sacar deuda
cada semana, que no es más que contraer obligaciones que continúan debilitando
nuestra maltrecha economía.
Hay que empezar haciendo una
similitud, tratando de igualar el Estado a una casa, acaso si Usted no llegara
a final de mes, pediría un crédito tras otro, ¿verdad que no lo haría?, es de
sentido común porque de lo contrario Usted estaría cavando su propia tumba y la
de su familia. Asimismo, Usted estudiaría la forma de hacer frente a sus
obligaciones con los ingresos que su hogar tenga, y recortando los gastos en
todo aquello que le fuera posible, atendiendo en primer lugar a las necesidades
básicas.
El Estado, de igual forma tendría
que conocer su deuda real actual, pero en esta deuda no hay que incluir la de
los bancos, pues son entidades privadas que tendrán que buscarse sus propias
soluciones si desean subsistir, de lo contrario que cierren. No entiendo porque
el Estado ha de tener tanto miramiento por los depositarios en los bancos, cuando
no tienen el más mínimo reparo en recortar bienestar social de todos los
ciudadanos. Las personas saben como está la situación, somos adultos, todos
sabemos que es lo que más nos interesa hacer con nuestros dineros.
El Estado no puede estar
asegurando depósitos, ¿por qué asegura los dineros?, ¿asegura mi vida o la de
Usted, nos tiene hecho un seguro de vida por si acaso, para cubrir las espaldas
de nuestras familias?. La vida ya conlleva el riesgo de morir, soy consciente
de ello, pero lo que no puede ser la punta de la flecha el dinero.
Volviendo a los bancos, estos
tendrán que buscarse su financiación como lo hacemos el resto de los mortales.
El Estado se ha de desligar de los bancos, y que tan solo les marque unos límites
éticos de conducta, como hace mediante las leyes en cualquier otro apartado del
orden social, y si el crédito hacia las empresas no fluye, pues que se encargue
de ello el Banco de España. Todo tiene una solución fácil cuando se organiza
desde la objetividad, imparcialidad, el sentido común, y sobre todo cuando no
se está secuestrado o inmerso en intereses personales.
Concluyendo, que el Estado haga
números como lo haríamos nosotros, compruebe sus ingresos y sus gastos, para
pasar a la acción que seguro significarán recortes de gastos: tendrá que
ajustarse el número de políticos, cargos públicos de todo tipo, funcionarios,
gastos innecesarios o que puedan reducirse, habrá que rebajar los salarios más
altos para equipararlos a los del resto de trabajadores, habrá que perseguir el
fraude fiscal, los paraísos fiscales, y las inexplicables ventajas fiscales
concedidas a grandes inversores, multinacionales, SICAV, deportistas, etc.
Sanear de verdad, como haríamos en casa, porque comer hay que comer, pero
todos, no solo una parte de la población o de los habitantes de la casa, esto
es fundamental igual que estar vestido, calzado y con una salud buena.
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