Dicen muchos que los gobiernos no
están ahí para facilitar el empleo a la población, que ha de ser el sector
empresarial privado el que ha de resolverlo. Tal vez sea así, no voy a entrar
en ello, pero el gobierno bien que se preocupa de mantener unos acuerdos o
compromisos con una serie de empresas, que con anterioridad fueron públicas, y
que el gobierno las vendió en condiciones muy favorables, para que acojan a los
miembros del gobierno que van quedando sin empleo político.
Lo que si debería hacer el gobierno
es socorrer a los que se quedaron sin empleo, y además sin prestaciones, porque
así no hay forma de vivir, ni el desempleado ni su familia. Habría que
implantar una fórmula de trabajo remunerado, en beneficio de la comunidad, para
estas personas que se encuentran sin ingresos. Dejadles abandonados no es
solidario y es inhumano.
Conocer, como trasciende por los
medios de comunicación, que cada día más niños van al colegio sin haber
desayunado, y que solo comen en todo el día la comida servida en los comedores
de los colegios; esto produce un dolor interior imposible de soportar, ¿podemos
ni siquiera aproximarnos al dolor que han de sentir sus padres, ante la
incapacidad e impotencia de poderlo remediar?
El sistema no es que haya petado
financieramente como muchos dicen, tratando de situar el epicentro de la
catástrofe en la mala gestión de la banca, que también; pero ese no es el
verdadero problema y drama de la sociedad. El descalabro social es la falta de
humanidad, es la insensibilidad hacia los problemas de los demás, es la falta
de valores actual, donde no se respeta, no se cuidan las actuaciones, no se
obra con honestidad, y por sobretodo ello no se ama.
Este sentido acusado de
individualidad, nos destruye como colectividad destinada a realizar y conseguir
cosas en conjunto. ¿Por qué estamos todos aquí, al mismo tiempo y en el mismo
escenario?, ¿no vemos que es una gran obra de teatro, una gran representación?,
que cada cual tiene su papel, su cometido que aportar al desarrollo de la obra
de la vida. Que nadie se debe desmarcar, porque deja sin culminar su parte, es
como si no aportara provocando errores en esta obra que nos necesita a todos, y
en la que todos necesitamos de todos.
Vamos a suponer lo contrario,
vamos a atrevernos a pensar que un descubrimiento como fue la penicilina, que
se la debemos al Dr. Fleming, la vamos a considerar obra totalmente individual para
la que nadie le hizo falta. Pues bien, supongamos que este hombre sólo, sin
ayudantes en su investigación, que igual es difícil de imaginar, la
descubriera. Aún así, no la descubre sólo, ¿saben por qué?, es fácil. Le hizo
falta el que ideó el microscopio, el que lo fabricó, el que lo vendió,
igualmente con cada uno de los materiales que en el laboratorio utilizó. Pero
si nos remontamos a los primeros tiempos, y aunque sea obvio, le hizo falta
unos padres que le engendraran, le hizo falta todas las personas que en sus
distintas etapas le educaron y cuidaron: todas la personas que desde su más
tierna infancia se relacionaron con él, hasta que llega a ser el doctor además
de la persona. Hicieron falta todas aquellas personas anteriores a él, que
investigaron, que escribieron libros que le sirvieron, ¿y qué decir de los que
sembraron los alimentos que consumió durante su vida, y aquellos que los
envasaron, vendieron, etc.? Esto es un pequeño ejemplo de la madeja que nos
entrelaza a todos, y es esto a lo que me venía refiriendo antes, cuando vine a
decir que todos estamos inmerso en este proceso vital que se está dando aquí y
ahora.
Habrá que inventar lo que sea,
pero no podemos dejar tirados a esas personas que en un principio, este sistema
enfermo está excluyendo. Este no es el camino.
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