Hoy me gustaría compartir la
idea, tan fantástica, de dirigirnos a nuestros trabajos u ocupaciones varias,
bien andando, bien pedaleando a lomos de nuestra bicicleta. Es cuestión de
cambiar de hábitos, dejando la tensión que produce meterse, tan temprano, en la
circulación urbana. Sustituyéndola por un paseo placentero, a tu ritmo,
respirando, sintiendo el aire fresco mientras reflexionamos o simplemente nos
sentimos, ¡y nos sentimos tan bien haciéndolo!
De paso, hacemos algo de
ejercicio moderado y procuramos el bien de nuestra ciudad, colaborando o
favoreciendo la calidad del aire que respiramos. Disminuye también el ruido y
por tanto la contaminación acústica en nuestras calles. Todo ello sucede al
mismo tiempo que disfrutamos de nuestro caminar o pedaleo, y llegamos a los
sitios con frescura, sintiéndonos despiertos, vivos, tonificados.
Da alegría observar cómo algunos
dirigentes piensan en el bienestar de los demás, cómo se ha hecho una realidad
esa vía de carriles bici, para que las personas que quieran puedan circular con
el menor peligro para su integridad física. Gusta ver a los ciclistas,
abrigados por la mañana, portando mochilas sobre sus espaldas, pedalean con
brío mientras se dirigen a cumplir con sus obligaciones. Tal vez es una
simpleza, pero a los que valoramos un estilo de vida un poco más sano, nos
satisface esta oportunidad de transporte que nos brindan las ciudades que
tratan de acercarse a las necesidades de sus ciudadanos, y facilitan servicios
como el que nos ocupa hoy.
No hablo de nada del otro mundo o
que esté fuera del alcance de la mayoría, sino de todo lo contrario, de formas
de locomoción diaria que podemos poner en práctica casi todos. Andar no nos
cuesta nada, ni requiere un equipo especial, como mucho un calzado cómodo; y si
preferimos movernos sobre ruedas, tan sólo tenemos que adquirir una bicicleta
económica, que a la larga representará un medio saludable y de ahorro, pues el
combustible está por las nubes, amén de la contaminación colateral que acompaña
hacer uso de los mismos.
Animo a todos a que hagamos todo
lo posible por desplazarnos a pie o en bicicleta, que es cuestión en el peor de
los casos de levantarse media hora antes, para no repercutir negativamente en
el medio ambiente, al mismo tiempo que nos reporta grandes beneficios a nuestra
salud física y mental. Mejor peso, más agilidad física y mental, mejor
circulación sanguínea, más capacidad pulmonar y buena tonificación del corazón.
Todo esto casi por nada.
Nos hemos convertidos en personas
que nos cuesta renunciar al confort, aunque a veces el estilo de vida nos haga
pagar un precio que viene progresivamente, casi sin darnos cuenta, y al que no
le damos la suficiente importancia hasta que lo tenemos encima. Reflexionemos y
actuemos en conciencia.
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