Algunas personas pasan por la
vida con alegría, como si todo estuviera en su sitio, como si el lugar que
ocupan es el idóneo, y sin embargo otras viven en una búsqueda constante, en
una sensación de que les falta algo o que, simplemente, no se sienten ubicadas.
En honor a estas últimas quiero escribir hoy, para decirles que no están solas
y que deben dar gracias por sentir esta desazón que sienten, pues ello les
obliga a buscar, a estar atentas, dinamizando sus búsquedas para caer a sus
centros.
Afortunados todos los que se
hacen conscientes de que sus malestares no son síntomas de enfermedad alguna,
sino de no estar haciendo aquello para lo que mejor se hayan dotados, bien
físicamente, bien intelectualmente, creativamente, etc.; porque ellos tienen la
oportunidad de encontrarlo un día.
Estar atento, atreverse a probar
cosas nuevas, estar presentes cuando te llegan las oportunidades, esos
ofrecimientos laborales, lúdicos, sociales, etc., porque en cualquier instante
puedes comprender que lo que estás realizando en aquel momento te llena, y
tienes la impresión de que las horas son minutos, podríamos decir que estás,
prácticamente, desarrollando la tarea para la que has venido a este mundo, y
con la que puedes aportar lo mejor de ti a la humanidad. Persevera en ello,
toma las decisiones que creas necesarias para continuar investigando por esa
vía, pues en ella se halla tu felicidad.
Cuando encuentras tu sitio te
encuentras a ti, y al encontrarte a ti, encuentras la energía de todo lo que
es, te sientes lleno de vitalidad, se instaura en ti una paz interior que te
reconforta, tu corazón habla, dirige, brilla, ama, se convierte en el foco de
tu caminar, y desde la serenidad te conviertes en amor. El amor es el escenario
donde tienen cabida los demás, porque se ha expandido tu consciencia y tu
compasión alcanzando a toda forma de vida, es entonces que tu bondad y
generosidad pueden ser ilimitadas si es motivo de ser compartidas con aquellos
que la demandan.
¡Que bonito jardín donde cultivar
los más hermosos valores con los que nos podemos relacionar los seres humanos!,
pero cuán dejados de lado por una gran parte de la población. La dejadez nos
lleva al callejón oscuro de los actos irrespetuosos, egoístas e inconscientes,
que solo dan vida a los intereses propios sin atender a las repercusiones, que
pudieran tener nuestros actos en los demás; y esto lo debemos mirar con mucho
cuidado por el bien de todos.
Veréis que mi esfuerzo constante
es para que establezcamos una relación de convivencia limpia desde nuestros
corazones, porque ello nos mantendrá en la senda de la verdad, del respeto, del
amor y de la libertad. De esta forma construimos la sociedad sobre los pilares
de la vida auténtica, aquella que entienden las personas, en el término más
genuino, aquel que apela a la condición más humana, noble e inteligente del
ser.
En el polo opuesto se hallan los condicionantes
que han sido previamente manipulados por los intereses, generalmente,
monetarios de esta sociedad, que relacionan a las personas con las monedas y
sus capacidades de producir dividendos, aunque el precio a pagar sea la
insatisfacción de por vida, la pobreza, la enfermedad o la muerte. Estas
circunstancias, o consecuencias de la vida que nos quieren dejar vivir, no les
importan en absoluto a los mandamases de las grandes fortunas, porque en su
pobreza interior perecen, es por ello que tratan de hacerse notar en lo
material, ¿comprendes?. Pero nosotros, con valentía, siempre podemos decidir
vivir la vida que a nosotros nos satisfaga, dejemos los miedos a un lado del
camino y comencemos a dar pasos, la vida nos espera.
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