La existencia es un caos donde
confluyen infinitas situaciones, infinitas decisiones, donde se da todo lo
comprensible y lo que no lo es. La existencia es un instante de vida, un
apartado de ella, donde no todo es lo que parece, donde hay mucho más de lo que
se ve, y donde no siempre a lo que se le da importancia, la tiene. Yo diría que
casi nunca se valoran las situaciones en su justa medida.
Todo es relativo, cada uno tiene
su propio criterio, que difícilmente coincide plenamente con los criterios de
los demás, y me pregunto: ¿por qué es tan difícil alcanzar la visión objetiva?
Deseo ahondar en mí, deseo llegar
a la realización, a lo que entiendo es el estado de plenitud y gozo, estable e
interno, que no depende de nada externo. Estar en el centro, sentirme pleno,
estar lucido, amar siempre, ser alegría, en definitiva estar lleno.
Las situaciones que nos rodean
cambian mientras nosotros somos lo más autentico de nosotros mismos, solo una
mirada de serenidad, positividad, amor, comprensión, paciencia, tolerancia, y
otras muchas cualidades, que entiendo manifiesta un ser espiritual realizado;
¿hay algo que pueda ser más importante para la humanidad?
Hoy me encuentro místico, mejor
dicho, en este instante, tal vez coincide con la terminación de una etapa en mi
vida, con un tiempo prestado a una tarea, con unas energías puestas al servicio
de un aprendizaje, así lo creo, y así lo percibo.
La pregunta obligada en este
momento es: ¿por qué algunas personas tienen una demanda interna, mientras
otras personas parecen no sentirla?, de esta pregunta me vienen otras a la
mente: ¿buscan más quienes más necesitan, porque sus vidas son menos plenas,
nos sentimos más infelices, o tenemos algo no completado?.
La búsqueda tiene un sentido de
mucho peso en algunas personas, mientras otras parecen ignorar este sentir, y
también existe la confusión religiosa, donde entra en juego un Dios, una fe, y
unos conceptos que se pierden en la noche de los tiempos, y en los que se
refugian muchas personas, haciendo de ellos un bastón para transitar los
momentos más difíciles. Venimos con un programa introducido en nuestras mentes,
aprendido y remachado por los padres, los educadores, profesores, etc., al
menos en los más mayores, y se que cuesta desprenderse de todo para tratar de
conocer y saber.
Es importante desprogramar, dejar
aparcadas las enseñanzas aprendidas, partir de un punto lo más cercano al cero,
que ya nunca será, pues hay grabaciones tan profunda, que solo se alcanzan con
un trabajo constante y profundo, donde da miedo apostar, porque para la total
transformación hay que estar dispuesto/a a apostarlo todo, hasta la vida, si en
ello se nos fuera. Es entonces cuando se alcanzan las experiencias
“extranormales”, que no son más que sensaciones o vivencias de nuestro
potencial, antes dormido.
Cuando se viven experiencias así
pronto decimos que son inspiraciones divinas, como son tan extraordinarias
responsabilizamos de su autoría a un Dios, y volvemos a caer en la creencia
antigua, que más ha servido para condicionar la voluntad de los pueblos; pues
la cobardía de la humanidad, así como su ignorancia y alejamiento de la energía
de vida que lo es todo, nos ha confundido, y nos ha hecho creer seres
independientes. Nos hemos alejados del centro, desde el cual se percibe la
Unidad, y en ese desamparo hemos inventado otro
centro, que nos sustituya el vacio que se siente cuando no te vives
desde el fondo de lo que eres.
Creo saber algo de esto, aunque a
veces no se lo que creo saber, no obstante, no se trata de saber sino de
vivirlo. Si se que hay un potencial impensable por desarrollar, se que nos lo
estamos perdiendo por no estar presente en la verdad de nosotros mismos, y se
que cada uno de nosotros deberíamos de buscarlo para el bien propio y de la
humanidad.
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