A veces en la vida vamos dando
tumbos, como hojas mecidas por el viento, y no sabemos porque sucede, pero hoy
estás aquí y mañana estás en otra cosa. ¿Han cambiado las cosas, o lo has hecho
tú?, creo que suceden las dos posibilidades puesto que nada es permanente, todo
está en movimiento continúo y vamos surfeando la vida como mejor sabemos hacer.
De repente en uno de esos tumbos,
quizás porque ha de ser así, encuentras algo, te relacionas con un tema, estás
en un ambiente, ha surgido una ocupación o aprendiste unas capacidades que tú
desconocías. Es entonces cuando algo se renueva dentro y se reaviva que parecía
no existía o no era tuyo.
Cada día deseas hacer, practicar,
relacionarte con aquello porque te gusta, te llena, disfrutas, etc. No sé si se
debe a la novedad y te entra la duda, quieres reconocerlo como tuyo, deseas
estar hecho para ello, quieres practicar más, y hasta te imagina en situación.
Actualmente vivo algo parecido o
próximo a lo que he redactado, estoy concluyendo un curso relacionado con la
docencia, y algo ha nacido en mí hasta el punto que imparto clases apenas tengo
la oportunidad. Saco cada mañana a las 6 a mis perros y mientras ellos pasean yo
aprovecho para darle compartir conocimientos eléctricos con los árboles que se
encuentran a la espalda de mi parcela, dentro del área donde corren los paseos
mientras el amanecer se empapa en una clase compartida con la luna, los
árboles, y algunos animales que se encuentran en matorrales cercanos.
No puedo dejar de hacerlo, es así
cada mañana, y después entro a la ducha para seguir impartiendo lecciones de
electricidad al agua. Con todo esto apunto que debo tener un entorno, que se
está preparando profesionalmente inevitablemente ante los continuos paseos por
los pasillos, el jardín, el baño, etc. A las 6,30 h se despierta mi mujer y me
dice: “Qué, te has hartado de hablar”, y es así, pero me siento encantado.
Tal vez tengamos que considerar
el contenido más detenidamente, y aceptar que lo que viene trae algo que
aprender. No nos lo perdamos, estemos atentos, encontremos y aprovechemos lo
que guarda para nosotros. Seamos positivos, confiemos en nosotros, tengamos la
intención de ser cada día mejores, y muy importante: “no dejemos de andar”. Que
nadie mire atrás, que nadie pierda el tiempo quejándose, porque ese tiempo se
puede emplear en miles de tareas más provechosas. Esto es como tomar la
decisión de adquirir un pack nuevo de comportamiento, y es posible.
No hay prisa, nadie tiene que
llegar en un tiempo concreto, cada cual llega cuando llega, cada cual tiene su
ritmo y no tiene porque ser válidas las soluciones que fueron satisfactorias a
unos, para que guíe el comportamiento de otros. Cree en ti, proyecta tu camino,
hazlo al andar, y ve a por tu objetivo. Hay una fuerza interna que si quieres
es indestructible, ¡vamos!
No hay comentarios:
Publicar un comentario