El escrito que paso a compartir
es breve, pero lleno de contenido, yo diría que habría que leerlo detenidamente
varias veces para desmenuzarlo, y si algo te resuena dentro, ya sabes, mírate, dedícate
un poco de tiempo cada día, sal de la aborigen social aunque solo sean unos
minutos todos los días.
La revolución del hombre ha de
ser su propia revolución interior, su cambio desde dentro, tratar de reconocer
en su vivir diario al que se está dando cuenta de lo que está sucediendo, y al
mismo tiempo ver lo que no es auténtico sino aprendido, podríamos decir añadido
o reprimido por la educación; aquello de lo que hacemos uso para manipular la
situación, para buscar el reconocimiento o sencillamente para quedar bien.
Nuestras vidas están llenas de
estos atajos, que a corto plazo nos hacen nuestras vidas más fiables o
ajustadas al modelo o personaje que hemos creado, pero que a la larga nos
distancian y distraen de ser nosotros mismos. Esta distracción tiene un precio
alto, pues en muchos casos nos arrebata el gozo de vivir plenamente,
conscientemente, por tanto en paz y con lucidez.
De esa manera, vivimos siempre en
una lucha constante de satisfacción-insatisfacción, donde chocamos con los
demás porque no se ajustan a nuestro modelo, e interferimos en sus procesos tratando
de aconsejarles como tienen que ser sus vidas, limitando sus libertades, y por
tanto no respetándoles.
Que cada cual se mire a si mismo,
y trate de darse cuenta de lo que hace a cada paso, tratando de simplificar su
vida, siendo coherente entre lo que piensa, siente y su forma de actuar. En el
silencio de tu interior hay mucho por descubrir, y un gran motivo por el que
vivir, búscalo o al menos ten la intención consciente de conocerlo, mantén una
actitud de atención, que no tensión, permanente.
Cuando empieces a conectar con tu
ser, cuando te vivas desde lo más auténtico que tu eres, conocerás la paz, y
todo este plano exterior, que es tu mayor referencia actual, te parecerá muy
pobre.
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